Este comentario muestra con claridad que, cuando el hombre se reconoce y se acepta ante Dios como criatura finita y mortal, conquista la libertad de disfrutar de la vida y de sus dones.
Este comentario muestra con claridad que, cuando el hombre se reconoce y se acepta ante Dios como criatura finita y mortal, conquista la libertad de disfrutar de la vida y de sus dones.