Cuando la madre de Fortunato pega un sello del Rey en una carta, su padre comenta: «El pobre, la de bofetadas que se lleva al día». El chico se queda pensando en estas palabras y cree que debe hacer algo para que eso cambie. Entonces le escribe al Rey. Y a partir de ahí, sucederán toda una serie de cosas que nunca pudo imaginar.