El Seńor habla a nuestro corazón. Es él el que busca, llama, interroga al hombre, pidiéndole simplemente que le escuche y le acoja. La oración es nuestra respuesta a Dios y, por consiguiente, al amor.
El Seńor habla a nuestro corazón. Es él el que busca, llama, interroga al hombre, pidiéndole simplemente que le escuche y le acoja. La oración es nuestra respuesta a Dios y, por consiguiente, al amor.