Evangeliza tu cuerpo significa anunciarle a nues-tro cuerpo quién es Jesús. Es la pretensión por recuperar el cuerpo, ahora alejado de nuestros modelos culturales formativos. Ignoramos que es la primera puerta para nuestra realización per-sonal y fundamento de nuestro diálogo con Dios. El cuerpo, por siglos, ha estado en "objetos perdidos"; nadie lo reclamó. Hemos vivido sin dar-nos cuenta que la espiritualidad cristiana es una espiritualidad de encarnación. Sin el cuerpo sería superficial y, en el fondo, falsa. Nuestro cuerpo actual es solo una fatal elabora-ción de la mente egocéntrica. La mente en él corporaliza sus miedos, sus ansiedades, sus rui-dos, en definitiva. Impide que sea Dios y su Cris-to, quienes se "somaticen" en nuestro cuerpo. Recuperar el cuerpo es darle a nuestra profun-didad la posibilidad real de salir a la superficie y de ser luz para todos; y darle a Cristo Jesús la posibili-dad de que se encarne en nuestro cuerpo y pue-da "ser visto". Es destinado a ensayar contextos para la oración profunda sin volver a "objetos per-didos" y recuperar nuestro cuerpo‑verdad. Y eso no es sólo relajación…