Todos, por instinto, buscamos la felicidad. Que-remos ser perfectos para ser felices. Pero la per-fección es una dimensión escurridiza, un ideal que se nos hace costoso y que requiere esfuerzo. Observamos que en todo tiempo ha habido mu-jeres y hombres con una personalidad significativa y de gran altura moral. También advertimos lo contrario: muchos mediocres han descuidado sus ideales y se han perdido en el laberinto de la in-consciencia y la confusión. Este libro, proponiendo los principios de la vida espiritual, nos presenta la felicidad y la perfección como objetivos de todo ser humano, y como una vocación personal venida de Dios. Él sueña con nuestra bienaventuranza para bien de todos y de cada uno. Aunque habría que darlo por supuesto, remar-camos que la espiritualidad es de lo más natural y saludable, una energía que embellece, potencia y reviste la vida de calidad. Es signo de equilibrio, de ponderación y de riqueza psicológica. Y entre cristianos, indicio del Reino de Dios. En verdad, la espiritualidad es imprescindible. De ahí que se escriba tanto sobre ella. Esta nueva edición de Los principios de la vida espiritual es una demostración más. Sale a la luz por el reitera-do interés manifestado por personas y grupos.