En el hondón del alma humana alientan la fiesta y el misterio, la celebración y el anhelo de eterni-dad, aspectos que, destacados en la vida del cre-yente, lo impulsan a reunirse, a compartir y a sen-tirse comunidad viva. Ni la fiesta religiosa ni el misterio han sido nove-dades del cristianismo. El autor alude a los ritos de las religiones mistéricas y de las fiestas paganas, para destacar la novedad de Cristo. El ser humano no necesita ofrecer sacrificios para acercarse a su dios, sino que es Dios quien se aproxima a la cria-tura humana con el envío de su Hijo. Esta realidad la celebra el cristiano con gratitud y con júbilo, sobre todo cuando es capaz de feste-jar su fe en comunidad. Esta presencia del Miste-rio se ensancha en la liturgia y se prolonga en la oración, logrando incluso más trascendencia con el testimonio y el compromiso diario. En este libro el lector encuentra una secuencia de pasos para enlazar con el Misterio cristiano y, así, poder celebrarlo con gozo festivo en la asam-blea eclesial, donde sacerdotes y laicos forman un solo pueblo sacerdotal.