La vida, nuestra vida, siempre está de moda. Tanto que no la sentimos; nos limitamos a respirar y a mirar para adelante. Sin embargo, nuestra existencia conlleva la muerte, una situación que siempre ha tenido mala prensa y peor recibimiento. Tal vez porque se presenta sin ser invitada, como un incordio que nos sobrecoge. Este libro, que en el título se atreve a considerar la muerte, sin embargo dedica sus reflexiones a la vida e invita a abrir el corazón a este valor supremo, el don más maravilloso que Dios ha entregado a cada uno. En el trámite de nuestro acceso a la vida nos informan de que algún día tendremos que morir, pero nosotros, que casi nunca leemos la letra pequeña, nos aferramos a la vida y la elegimos como opción fundamental: queremos vivir, aunque haya que pagar un tributo costoso, y hacer de la vida un panorama bienaventurado, solidario, como inspira la fe. El autor nos empapa de la teología del vivir: para preparar la muerte, nada más adecuado que vivir consciente y honestamente, sabiendo que la Vida tiene la última palabra, como testimonia Jesús asegurando que él es la Resurrección y la Vida.