Suele pensarse que el teólogo alemán, Joseph Ratzinger, es un personaje abstracto, con escaso anclaje a la realidad inmediata. Sin embargo, a lo largo de su vida, como se podrá leer en el libro, podemos apreciar cómo Ratzinger se ha ocupado de los problemas morales más acuciantes en la actualidad, y cómo lo hace de un modo profundo, solvente y con capacidad de convicción. La verdad constituye una constante en su pensamiento, remontándose en las mismas propuestas de Newman y Guardini, Agustín, Buenaventura y Tomás de Aquino. Esto explica en parte la decidida denuncia de la “dictadura del relativismo” que no reconoce nada como definitivo y que deja como última medida solo el propio yo y sus antojos.