El atrevimiento de presentar este encuentro con la persona de Jesús ha venido por si al expresar lo que yo siento, suscita sintonía en otra conciencia y despierta en ella el mejor hallazgo, la relación de amistad con el Cristo, el mismo Hijo de Dios. Al obedecer a mis amigos que me piden ponga por escrito lo que me oyen sobre mi trato con el Señor doy lugar a una posible lectura más abierta, y esta experiencia comunicada te puede invitar, querido lector, a tratar también con Jesús, sin que sea obligada la acogida a mi estilo de presentar el encuentro.
En estos capítulos hay silencios y palabras, respeto.
La comunicación de la experiencia no pretende personalismo alguno, si desea excluir otras formas de trato con Jesús. Reconozco la fuerza que posee un testimonio vivo, también su posible parcialidad. He dejado fluir el sentimiento, mas esta aventura no te libera, al leer, de escuchar dentro de ti mismo la llamada a irte con el Señor a un lugar de amistad para cenar juntos. A este reducto amplio de tu interior te invito, desde las voces secretas que se citan en tu historia, voces que no acabarás de acallar si no las asumes de alguna manera.