Juan Pablo II nos habla en esta carta apostólica sobre la dignidad y vocación de la mujer. Cuando se lean sus singulares afirmaciones se verá hasta qué punto deben ser consideradas en su conjunto como una auténtica carta magna de la mujer en la Iglesia y en la sociedad. Los nueve capítulos de que consta la carta, con estilo y carácter de meditación, han nacido del sentimiento de agradecimiento, de admiración sincera, de respeto de la verdad esencial del ser femenino a lo largo de diez años de pontificado. Son el colofón del año mariano, un formidable sí a la mujer y a la dimensión profética de la femineidad.