Escrito por siete mujeres, todas ellas historiadoras pero no todas católicas, este libro quiere aclarar desde el punto de vista histórico algunos estereotipos muy difundidos sobre la Iglesia que han contribuido a deformar su imagen pública: la Iglesia como represora mediante la Inquisición, fomentadora del antisemitismo, enemiga del sexo, opresora de la mujer, contraria a la ciencia, deseosa de que los fieles sufran, legisladora de la obligatoriedad del celibato, desviada de la pureza de sus orígenes, anticuada en sus planteamientos y doctrinas El título del libro, «La gran prostituta», se refiere al modo injurioso como la Iglesia es conocida por sus críticos desde hace siglos, insulto que resume en cierto sentido todos estos tópicos. El trabajo de estas historiadoras ha consistido en revisar y depurar estas opiniones basadas en prejuicios, con la intención de hacer una valoración y un debate sobre la Iglesia desde el conocimiento de la verdad histórica.