Bernardo de Claraval es uno de los grandes protagonistas de la Europa del siglo XII. Nació en 1090 en Borgoña, en el seno de una noble familia. En el 1115 funda el convento de Claraval, una de las primeras fundaciones cistercienses que establecería por toda Europa, siempre impulsado por una férrea devoción mariana. Se le conoce en la época como «el cazador de almas y vocaciones» por su carácter generoso y alegre, que le llevó a sumar un gran número de vocaciones a la Iglesia. En esta obra san Bernardo afirma que el amor a Dios es la fuente de cualquier otro amor y tiene su premio en aquello que ama y es, en cierta medida, insaciable. Por ello el ser humano es un inquieto del amor.