La salida de la cárcel de Nelson Mandela, el 11 de febrero de 1990, es considerada por muchos como la carta de defunción del apartheid, vigente en Sudáfrica desde 1948. Pero la liberación del preso 46664, no fue más que otro empujón dirigido a arrumbar un sistema irracional e injusto que privilegiaba o discriminaba a los individuos tan solo por el color de su piel. El brillo de la vida de Madiba, como se denomina cariñosamente a Mandela en su país, no logra ocultar la tenacidad, el orgullo y el sentido de la justicia de un pueblo que se empeñó en luchar contra aquella ignominia.