«Las cuestiones económicas y financieras, nunca como hoy, atraen nuestra atención, debido a la creciente influencia de los mercados sobre el bienestar material de la mayor parte de la humanidad». El presente documento, emanado conjuntamente de la Congregación para la Doctrina de la Fe y del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, critica que la actividad financiera haya quedado desvinculada de la economía real, constata «la urgencia de una coordinación supranacional» y reconoce en la reciente crisis financiera una oportunidad para desarrollar una nueva economía más atenta a los principios éticos, que tenga en el horizonte la promoción integral de la persona, el destino universal de los bienes y la opción preferencial por los pobres. Se proponen nuevos parámetros para evaluar el bienestar y se invita a todos (Estados, entidades financieras, agentes económicos..., y también a los ciudadanos de a pie) a velar por la salud y la ética del mercado y a un ejercicio crítico y responsable tanto del consumo como del ahorro.