La Iglesia quiere contribuir al cuidado de la Amazonia desde su experiencia espiritual, su renovada conciencia sobre el valor de la creación, su preocupación por la justicia, su opción por los últimos, su tradición educativa y su historia de encarnación en diversas culturas de todo el mundo. El papa Francisco ha querido recoger en esta exhortación apostólica las resonancias del camino de diálogo y discernimiento emprendido por el Sínodo de la Amazonia, expresando cuatro grandes sueños: social, cultural, ecológico y eclesial. ¿Cómo no orar y trabajar juntos para defender a los pobres de la Amazonia, mostrar el rostro santo del Señor y cuidar su obra creadora?