Yo no conozco la muerte. No, yo solo voy hasta el final de esta orilla, la de la vida. Acompaño hasta el umbral de lo infranqueable. «¡Pues no es tan fácil!», pensarán tal vez. Y, sin embargo, lo afirmo: si se alberga mucha ternura en el corazón, entonces se puede hacer lo mismo. Denis Ledogar constata cada día que las personas que se encuentran al final de sus vidas, así como quienes las rodean -sea cual sea su grado de espiritualidad-, pasan por siete etapas. Perdonar, interrogarse sobre sus relaciones con los demás, sobre su tristeza y la de sus allegados, aplacar sus sufrimientos, atreverse a requerir una presencia, volver a dar un sentido al pasado, saber asumir... para partir mejor. Siete etapas que el autor ayuda a franquear dulcemente y con mucha ternura. A través de testimonios muy emotivos, sencillos pero de sobrecogedora belleza, Denis Ledogar nos presenta un texto de enorme valor para comprender que, en los últimos momentos, solo el amor hace añicos las tumbas.