Al papa Francisco le preocupa la orfandad de nuestra cultura, las discontinuidades, los desarraigos, la caída de las certezas. Por eso, ante tanto desarraigo y desvinculación, lo que propugna es una cultura de la solidaridad. La bioética del papa Francisco tiene una mirada amplia, integral y profundamente social, preocupada por la falta de solidaridad. Esta ética de la solidaridad ante la fragilidad culmina en una ética ecológica que se opone a la lógica del consumo, a la lógica del "usar y tirar".