El monte Athos ha sido desde hace más de mil años el centro monástico y el pulmón espiritual de la Ortodoxia, ya sea griega, rusa, balcánica o árabe. Es también el escriño de la oración del corazón, la famosa contemplación «hesicasta», que se hizo célebre por los Relatos de un peregrino ruso y por la Filocalia de la oración de Jesús.En esta colección de textos, Alain Durel da la palabra a ocho gigantes de la contemplación de los siglos xx y xxi, cuyos «apotegmas» ha seleccionado y traducido.Aun cuando algunos de ellos pasaron bastante tiempo fuera de la «montaña santa», estos grandes místicos son todos athonitas. Venerados por los fieles, dos de ellos han sido ya canonizados. Griegos, rumanos o libaneses, estas verdaderas columnas de la Ortodoxia, depositarios de una sabiduría milenaria, nos guían a través de sus consejos espirituales hacia «la paz que sobrepasa toda inteligencia», y su espiritualidad le habla a todo corazón que esté en busca del Absoluto.