A lo largo de la historia, las grandes religiones siempre han tenido una palabra que decir sobre las grandes cuestiones que nunca han dejado de preocupar al ser humano: el sentido de la vida, la sexualidad, la muerte, la economía, la vida social... Una de las cuestiones más importantes con las que siempre ha convivido el ser humano es la violencia, en cualquiera de sus muchas expresiones: física, psicológica, sexual, económica y patrimonial, simbólica, personal, doméstica, colectiva, institucional, laboral... los textos fundacionales de los tres grandes monoteísmos, ¿legitiman o deslegitiman la violencia, particularmente la sancionada por los imperios? ¿En qué condiciones admiten, si lo hacen, determinadas formas de violencia? ¿O sostienen, por el contrario, un pacifismo radical que no da cabida a forma alguna de violencia? Conocer, comprender y, en su caso, relativizar los mensajes sobre la violencia insertos en esos textos fundacionales de cualquier religión debería ayudar a evitar interpretaciones fundamentalistas que solo provocan injusticias, deshumanización y violencia destructora. Interpretaciones fundamentalistas que siguen vigentes en algunos círculos religiosos actuales.