Utopía ("sin lugar") fue la original palabra acuñada por el gran cristiano Tomás Moro en 1516 para nombrar una sociedad en que se superarían las mayores injusticias sociales de su tiempo. En el uso vulgar, la palabra ha venido a significar lo imposible. Pero en el siglo XX se ha precisado (Ernst Bloch) que, más en la raíz, "utopía" dice lo posible latente que espera el esfuerzo humano para aflorar. (Y, bien mirado, ¿no es utópico el deber-ser ético?) No soplan hoy aires favorables a las utopías, tras la caída del muro de Berlín –habían entrado en la retórica de los totalitarismos– y tras el subsiguiente triunfo del «pensamiento único» –atenerse a las leyes económicas, sin veleidades–. Pero quienes no pueden resignarse al abandono de lo utópico son los cristianos, desde la comprensión de su esperanza alcanzada con el Vaticano II: su última meta es trascendente, pero, por ello mismo, exige de los que la profesan el coraje de las transformaciones históricas.Éste fue el tema del XXIV Foro sobre el Hecho Religioso (Pozuelo, septiembre 2000), dos de cuyas ponencias se recogen en este Cuaderno.VICTORIA CAMPS (Barcelona, 1941), Doctora en Filosofía, es Catedrática de Ética en la Universidad Autónoma de Barcelona. Autora de libros muy leídos, entre los que cabe destacar: La imaginación ética (Seix Barral, 1983), Virtudes públicas (Espasa, 1990), Paradojas del individualismo (Crítica, 1993), El malestar de la vida pública (Grijalbo, 1996).ALFONSO ÁLVAREZ BOLADO (Valladolid, 1928), Doctor en Filosofía (Barcelona) y Teología (Innsbruck), es Profesor emérito de la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia Comillas, Madrid. De su amplia bibliografía conviene destacar, ante todo: Teología política desde España (Desclée de Brouwer, 1999), que recoge no pocos escritos anteriores. Hay también que recordar su estudio sobre Iglesia y guerra civil española: Para ganar la guerra. Para ganar la paz (Universidad Pontificia Comillas, 1995), así como el libro-homenaje en sus 70 años: Ciudad de los hombres, Ciudad de Dios (Universidad Pontificia Comillas, 1999).