"Hace años que observo el debate cristológico actual en las conciencias: los que se aferran a la imagen divina de Jesús, porque creyeron desde niños lo que dice la Iglesia (Jesús es el Hijo de Dios, verdadero hombre y verdadero Dios), y los que utilizan los estudios exegéticos para humanizar la figura de Jesús y no saben cómo relacionarse con Él. Estas disociaciones aparecen de muchas formas: o no hay encuentro real con Jesús que vive hoy como Señor, o la fe en Él no pasa de un conjunto de afirmaciones dogmáticas. Conozco a más de un teólogo que no tiene clara la divinidad de Jesús, pero le suplica y adora. Y a muchos creyentes que siguen imaginando a Jesús como el Apolo perfecto que pasó por este mundo demostrando sus poderes sobrenaturales, y aunque murió por nosotros, su alma estaba poseída por la gloria del Verbo". He aquí un libro que quiere actualizar una de las tradiciones más fecundas de la espiritualidad cristiana: la contemplación afectiva del Evangelio. Pero, para ello, no bastaba con reproducir a los grandes maestros y testigos (Francisco de Asís, Ignacio de Loyola, Teresa de Jesús, Juan de la Cruz). Era necesario abordar la problemática actual en torno a la figura de Jesús. Javier Garrido escribe apasionadamente (¿se puede acaso hablar neutralmente de Jesús?) y con la lucidez de trazar un itinerario espiritual en el que lo antropológico y lo teologal se entremezclan y enriquecen.