Cuando san Benito compuso su Regla para los Monasterios en las primeras décadas del siglo VI, el código monástico budista tenía ya alrededor de novecientos años de existencia. Para los budistas, el celibato, acompañado de la reflexión profunda sobre sus reacciones personales ante el mismo, es un medio de desprenderse del apego al placer sensorial. Para los cristianos, el celibato consiste en responder al Dios que nos ama y expresar un amor desinteresado por los demás. Sirviéndose del diálogo monástico interreligioso, Skudlarek reflexiona sobre la visión budista del celibato, sin mitificarla como respuesta a una llamada divina o como un modo sobrehumano de vida. Examina la visión que tienen de él como camino hacia la libertad, la paz y la felicidad. Cuando los cristianos toman conciencia de los beneficios del celibato en monjes que lo observan sin referencia al Evangelio, pueden apreciar aún más su importancia y valor para cuantos desean seguir a Cristo como célibes y, de ese modo, ser partícipes de la libertad de los hijos de Dios. En este sentido, la experiencia de Thomas Merton, que el autor conoce a la perfección, resulta sumamente iluminadora. WILLIAM SKUDLAREK, OSB es monje de la abadía benedictina de Saint John, en Collegeville (Minnesota). Además de haber enseñado teología y homilética en la Saint John University, ha trabajado en Brasil como asociado de Maryknoll y ha sido miembro del priorato de la abadía de Saint John en Japón, donde comenzó a practicar zazen con el Sanbyo Kyodan. Después de servir durante cinco años como presidente, y después director ejecutivo, de la rama norteamericana del Diálogo Monástico Interreligioso, en septiembre de 2007 fue nombrado Secretario General del Dialogue Interreligieux Monastique / Diálogo Monástico Interreligioso.