Luz, naturaleza y silencio. Hilos para tejer la obra de un poeta singular que murió apenas cumplidos veintiocho años. Porque solo una mirada enfebrecida sueña con llegar al interior de la piedra y navegar por ríos de savia y sangre que dan acceso a los seres. Porque solo un ciego deslumbrado por la existencia es capaz de dotar a su lenguaje de la mística cotidiana. Porque solo una palabra despojada se atreve a respirar en el misterio del silencio. Daniel Faria (1971-1999) es una de las voces más sorprendentes de la poesía portuguesa actual. Sus tres libros mayores llevan por título Explicación de los árboles y de otros animales, Hombres que son como lugares mal situados y Los líquidos.