Como en el resto de las sociedades europeas, el siglo XX español fue profundamente trágico y convulso. Comienza con las consecuencias de la derrota ante Estados Unidos en 1898 y la pérdida de los restos del imperio colonial. Ello puso de relieve la fragilidad del sistema político y llevó a un replanteamiento intelectual de la identidad nacional y de los valores sociales. En estrecha coincidencia con ello, se produjeron ecos de la «revolución intelectual» finisecular, sobre todo a través de los escritores noventayochistas. Esta crisis implicó la decadencia de las ideologías políticas tradicionales (conservadurismo y liberalismo), y la emergencia de una gran variedad de reacciones cuya incidencia en España fue más tardía que en otras naciones de Europa. Desde entonces hasta ahora, la derecha española ha movido ficha en el tablero político-ideológico de un modo peculiar, que ha marcado su impronta en la evolución/involución histórica de nuestro país.