Este libro es el fruto de la experiencia adquirida por el autor al explicar esta asignatura durante quince años, y a la luz de la cual se ha propuesto seguir algunos principios fundamentales. Exponer realidades globales de la arqueología cristiana que permitan establecer alguna teoría, sin detenerse en la descripción de los fenómenos puntuales. En esta línea, se dedica todo un capítulo a la iconografía, intentando fijar una cronología plausible. Ese principio no ha podido aplicarse de una manera rigurosa, pues muchos fenómenos originariamente únicos han sido estudiados minuciosamente, como, por ejemplo, la historia en torno a la tumba de San Pedro. Ofrecer siempre dibujos que manifiesten cómo fue el monumento en su realidad primer, no como ruina, a la vez que representar su historia hasta llegar a su culminación, sin explicar el proceso de su excavación. Dar la misma importancia a los dibujos que a la literatura que les acompaña, lo que representa un enfoque único en los tratados actuales de esta materia. Si el lector dedica el mismo tiempo al análisis de la información gráfica que a la lectura del texto, sacará gran provecho y encontrará probablemente más de una agradable sorpresa.