El problema del mal se encuentra entre aquellas cuestiones fundamentales a las que sólo se puede escapar a costa de renunciar a hacer auténticamente filosofía. Si la tarea del filósofo sigue siendo hoy, como siempre, la de dar respuesta a los grandes interrogantes de la existencia, buscando su último «por qué», ninguna cuestión interpela a la razón con mayor apremio que la de buscar una respuesta de ese tipo frente a aquello que se presenta a simple vista como absolutamente carente de sentido y finalidad, en otros términos, como algo en sí mismo absurdo, injustificado e injustificable.
Tal es la condición de aquellos sucesos, experiencias y acciones que normalmente calificamos como «malos». En tal sentido, si a la filosofía le cabe alguna tarea ante el problema que representa la existencia del mal y su permisión por parte de un Dios sabio, bueno y omnipotente, no es la de pretender encontrar una justificación que los vuelva necesarios, sino la de no claudicar en la búsqueda del sentido último que los hace posibles. El presente libro pretende ser una contribución al esclarecimiento filosófico de este problema crucial, de la mano de uno de los filósofos que con más profundidad y decisión enfrentaron este problema: Gottfried Wilhelm Leibniz.