Entre los numerosos escritos de San Alberto Magno (c. 1200-1280) destaca su comentario Sobre el alma, compuesto hacia los años 1260-61. A diferencia de su gran síntesis teológica sobre el ser humano, el De homine, adopta en Sobre el alma una postura netamente filosófica, en la que confluyen elementos tanto neoplatónicos como aristotélicos. Este escrito, que no es propiamente un comentario ad litteram del texto del Estagirita, se caracteriza por un uso original de las fuentes. En Sobre el alma evidencia su profundo conocimiento de autores árabes y judíos, tales como Avicena, Averroes, Isaac Israeli, pero también deja entrever que los desarrollos filosóficos de su tiempo no le eran ajenos. No sólo demuestra San Alberto Magno que es un autor consciente de sus fuentes, sino que debido a ellas llega a una suerte de sincretismo en que funde elementos de la metafísica neoplatónica-árabe con un auténtico empirismo aristotélico: en el ser humano se une lo transcendente con lo terrenal, lo sensitivo con lo intelectivo.