El Examen del Corán o Cribratio Alkorani, que Nicolás de Cusa (1401-1464) escribe en los últimos años de su vida, constituye uno de los primeros intentos de afrontar el estudio del Corán con rigor y seriedad. En una carta a Juan de Segovia de finales de 1454 había sostenido, refiriéndose a los musulmanes, que «es mejor dialogar con ellos que hacer la guerra». Dentro de este contexto general se propone «mostrar, también a partir del Corán, que el Evangelio es verdadero», para lo cual decide «cribar el libro de Mahoma», haciéndolo pasar por el tamiz o cedazo del Evangelio, con el fin de que el esplendor de éste y su dimensión universal resulten patentes a los sabios que se afanan en la búsqueda de la verdad. Resulta sorprendente que la cercanía a los acontecimientos históricos, en los que el propio Cusano desempeña un papel relevante, no le impide elevarse a un nivel superior, donde el ejercicio riguroso de la razón y la aspiración a la verdad van de la mano de una sólida fe.