¿Debemos, los padres, vivir una autoridad revitalizada para conseguir que nuestros hijos sean libres, responsables y felices? ¿Les hacemos reflexionar sobre la conveniencia de hacer suyo lo que han elegido y ser responsables de las consecuencias de sus actos? ¿Damos importancia a nuestra actitud positiva y afable para motivar su seguridad y su esfuerzo por mejorar? ¿Sabemos decir sí cuando sea lo justo y no con claridad, con firmeza y con exigencia amable? ¿Les ayudamos a ejercitarse en la paciencia?