La Buena Guarda (1610) es una de las obras cumbres del Teatro religioso del Siglo de Oro. El motivo de la monja adúltera, de origen medieval, se convierte en la pluma de Lope en un texto dramático con fuerte carga lírica, donde tanto las venturas del amor humano como del divino –de los que Lope mucho supo– todavía golpean y seducen al público de nuestros días y le hacen añorar la lealtad y la pureza de corazón, bienes con frecuencia escasos.