Vivimos en un maravilloso planeta, en el que hemos conseguido la tecnología necesaria para alcanzar altos niveles de bienestar y alargar la esperanza de vida humana. Este avance tecnológico ha cambiado radicalmente nuestra forma de vivir y relacionarnos con el planeta. En concreto, el consumo de energía a partir de combustibles fósiles ha ocasionado una serie de cambios ambientales con consecuencias potenciales como inundaciones, tormentas, sequías, aumento del nivel del mar y extinción masiva de especies. Pero éste no es el único aspecto en el que nuestra actividad industrial y social está influyendo. Ya conocemos muchos datos que nos alertan de las consecuencias de nuestro desarrollo.