Giacomo Giustiniani fue Nuncio en España durante más de diez años, en una época que recoge dos amplias fases, bien distintas. La primera es el prólogo, en que Giustiniani, presbítero y obispo recién ordenado comienza a actuar tímidamente al compás del gran Consalvi. Ve asustado cómo llega el cambio de fase. El levantamiento de Riego significa la mitad de su nunciatura y, poco después, tendrá que salir de España, marchando a la ciudad de Burdeos, en las riveras acuosas de la Loire. Retorna a España, a los seis meses y, con lo aprendido, realiza un pontificado y nunciatura brillantes. Aquí nos detenemos, en la Loire, porque es su aprendizaje y su pulso a la nación española.