La vida cristiana es misión. Si toda vida humana es un proyecto y una tarea, lo es aún más en la perspectiva cristiana, como dice el Documento de Aparecida: La vida se alcanza y madura a medida que se la entrega para dar vida a los otros. Eso es, en definitiva, la misión (n. 360). Según la Constitución dogmática Lumen Gentium del Concilio Vaticano II, la entera Iglesia es enviada por Dios para la salvación del mundo. Todos los discípulos de Cristo, según la propia condición de vida, dones y carismas, son responsables de la única Misión. La Teología de la Misión quiere abordar la reflexión sobre la acción eclesial y sus formas. Es el estudio teológico de la misión en acto, en ejercicio.