Acusado de dirigir una inexistente organización contrarrevolucionaria, Pável Florenski (filósofo, científico, poeta y teólogo, una de las figuras más brillantes de la cultura rusa del siglo XX) es condenado en 1933 a diez años de prisión, dentro de una de las tristemente habituales purgas de Stalin. Durante todo el arresto en el Extremo Oriente primero y en el llamado «infierno de las Solovki» después, hasta su ajusticiamiento en diciembre de 1937, mantuvo una incesante correspondencia con su familia. Estas cartas son un documento excepcional, que recoge buena parte de su pensamiento. En ese epistolario se entreveran memoria y pensamiento, meditación y vivencia, conocimiento y humanidad, en uno de los testimonios más sinceros, conmovedores y dramáticos de una época terrible.