Este libro reúne diecinueve episodios. Pequeñas historias unos, curiosos ensueños otros. Periodismo de calle a veces, claridad e imaginación siempre. Este libro es un frágil barco de juncos cargado de palabras. Cuaderno de bitácora con anotaciones del rumbo, velocidad, maniobras y demás sucesos de un marino que regresa a puerto, algo melancólico. Las palabras son una invención traviesa. Provienen del latín parábola, como alegoría, apólogo y fábula. Al juntarse juegan como hilanderas tejiendo el tapiz del lenguaje. Alborotan con sus letras las colgaduras que adornan los muros adormecidos del tiempo. Entrecruzan con hebras de oro y distintos colores figuras y escenas en arborescentes tramas. Incitan a ver la realidad como relato. El barco de juncos es ahora un álbum. Un montón de hojas cautivas donde he ido colocando acuarelas, grabados, paisajes, peripecias. También incrusté citas, glosas, imposturas, lecturas fetiches. Galería de estampas y reescrituras. El decir de la memoria empuja un viento recio que tensa el cordaje de las velas. El capitán Trompeta empuña firme el timón. Las palabras reman impetuosamente contra el oleaje negro del olvido. La vida como navegación. El barco de juncos y letras es un osado símbolo infantil del hombre en su cíclico embate con la fuga acuática del tiempo. El barco, hecho verso, sueña con alcanzar una estrella del cielo.