Entre el humanismo renacentista y el Siglo de las Luces, la Europa barroca y la Monarquía Hispánica conocieron el apogeo de la cultura simbólica, proyectada principalmente en la literatura y las artes. Cientos de libros impresos, editados a lo largo de ciento cincuenta años en las ciudades del Viejo Continente y del Nuevo Mundo, constituyeron el principal vehículo de construcción y difusión de un armazón intelectual que pretendía explicar el mundo a través de alegorías, emblemas, laberintos y fórmulas mágicas. En estos volúmenes la palabra y la imagen articularon juntas un complejo discurso retórico que dotó de significados herméticos a la cultura del Siglo de Oro.