A los santuarios marianos acuden muchas personas. Unas lo hacen por motivos religiosos; otras por diferentes razones entre las que no se excluye el turismo. Para muchos su estancia supone, cuando menos, un tiempo de sosiego y reflexión. Pedro Esta aún vivió quince años en el santuario de Torre ciudad. Allí conversó con numerosos peregrinos a los que impartió pláticas y dirigió meditaciones sobre la Virgen. En este libro se recogen diez de esas reflexiones y cinco anexos sobre la devoción a la Madre de Dios.