El gnosticismo es una herejía que ha acompañado al cristianismo desde su inicio. La primera epístola del apóstol san Juan es un continuo aviso ante la llegada del anticristo, un nuevo salvador que sustituirá a Jesucristo: “¿Quién es mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo?” (2, 22); y “todo espíritu que confiesa que Jesucristo vino en carne, es de Dios” (4,2). La salvación viene de Dios y la causa del mal es el pecado. Cuando el hombre piensa que posee la ciencia del bien y del mal, él mismo desea “corregir” el mundo, destruir la obra de Dios y sustituirla por una propia. El Nuevo Orden Mundial (con la ideología de género, el feminismo radical, etc.), son un intento –definitivo, según sus ideólogos– de crear un mundo distinto, en el que hasta el hombre desaparezca y sea sustituido por “algo” creado por el propio hombre (transhumanismo). Esto es más que “el seréis como dioses”; seréis el único dios.