Para hacer la guerra se necesitan medios materiales y alguien los tiene que aportar. ¿Cómo conseguía el rey las armas, municiones, transportes, etcétera, que sus ejércitos y sus barcos necesitaban? El problema nos remite al concepto del Estado contratante, o comprador (contractor state) que negocia con empresarios particulares para conseguir esos medios. ¿Quiénes eran esos empresarios, cómo se pactaban los negocios (asientos), qué condiciones se imponían? También, ¿existían esos recursos, cómo afectaba su extracción a la economía local? El libro afronta esas preguntas a través del análisis de los empresarios que fundaron y regentaron la fábrica de municiones de cañón de Eugui entre 1689 y 1766. Aldaz, Loperena y Mendinueta aparecen como protagonistas de una aventura fabril, económica y política en la que prima la colaboración entre la Administración pública, que demanda unos géneros, y la empresa privada que los provee. Con sus particularidades, esta historia es una muestra de la vigencia de esa colaboración a finales del siglo XVII y de su declive, en el sector siderúrgico, durante la primera mitad del siglo XVIII. Muestra también la larga presencia de empresarios navarros en los negocios de la Corte.