Desde la perspectiva de la persona (considerada como sujeto de la acción moral y también como regla o referente normativo de la moralidad), el libro trata de aquellas conductas que, referidas más directamente a la persona como sujeto singular, sirven para su realización personal en conformidad con el designio salvador de Dios. La perspectiva del sujeto que actúa hace que las cuestiones se consideren desde la persona que busca, consciente y voluntariamente, obrar el bien para llegar a la felicidad. La consideración de la persona «en Cristo» permite, a su vez, concebir la conducta como respuesta del hombre a la vocación a realizarse como hijo de Dios en los distintos ámbitos de la existencia.