Es urgente recuperar el carácter luminoso propio de la fe, pues cuando su llama se apaga, todas las otras luces acaban languideciendo. Y es que la característica propia de la luz de la fe es la capacidad de iluminar toda la existencia del hombre. Porque una luz tan potente no puede provenir de nosotros mismos; ha de venir de una fuente más primordial, tiene que venir, en definitiva, de Dios. (Francisco, Enc. Lumen fidei, 4). En un mundo cada vez más complejo, este manual de Teología Fundamental profundiza en las nociones básicas de nuestra fe, para así poder dar respuesta a todo el que pida razón de nuestra esperanza (cf. 1 P 3, 15).