Accésit del Premio Adonáis 2013, según el jurado, por su capacidad para mostrar la realidad “con una visión desazonada y crítica, expresada en poemas de incisiva brevedad”. Podría encuadrarse en la tradición del poeta chileno Ibáñez Langlois por su carácter epigramático, sus resonancias bíblicas, su ortodoxia católica y su soltura para moverse entre visiones antagónicas contrastadas. Al mismo tiempo, tanto por el título como por el modo de aproximarse a la cotidianidad, entre beligerante y comprensivo, resulta notoria la huella de Ángel González. De intenso contenido ideológico, maduro, por el que fácilmente se reconoce al autor, para quien «el mundo es un antiguo drama / maquillado».