Determinadas películas de historia desatan fuertes controversias en la opinión pública. Sucedió en EE.UU. con JFK, en Alemania con La chica terrible -sobre la colaboración francesa con los nazis-, o en Japón con El ejército desnudo del emperador sigue marchando -por el canibalismo durante la II Guerra Mundial-. Y así ha sucedido en tantos otros lugares del planeta. La historia impresa en los libros y el cine histórico proyectado en las pantallas se parecen al menos en dos cosas: tratan hechos reales, y emplean cierta ficción. Aceptar que el cine puede narrar la historia de un modo válido es parte de lo que el autor se propone aclarar en estas líneas. Robert A. Rosenstone trabaja en el California Institute of Technology. Es autor de numerosos libros (Visions of the Past: The Challenge of Film to Our Idea of History o Mirror in the Shrine: American Encounters with Japan; y de Romantic Revolutionary) y Editor fundador de Rethinking History: The Journal of Theory and Practice.