¿Cuándo podemos decir que alguien está ya formado? Probablemente nunca. ¿Cuándo podemos considerar que ha recibido ya lo más importante? Desde luego, una etapa crucial se puede considerar alcanzada cuando le hemos enseñado a aprender y a pensar por sí mismo. Ese camino está señalizado y tiene sus estrategias, que conviene conocer. El autor comparte así conclusiones contrastadas por su propia experiencia, dirigidas a quienes desempeñan la tarea de enseñar, tanto en la escuela como en la familia.