Todas las épocas tienen sus historias. A veces se cuentan mediante relatos de carácter religioso, mitos, leyendas, cuentos, novelas, obras de teatro... y también películas. Esa transmisión de historias constituye un pilar de la cultura, y es además un vehículo para adquirir sentido crítico y hacerse preguntas que tal vez nos mejoren como personas. ¿Qué hace que una historia brille con luz propia? Es determinante la fuerza narrativa, pero también, y de un modo determinante, el personaje. Como espectadores o lectores, vivimos las historias a través de los ojos de sus personajes. Por eso, un buen actor, escritor o director es aquel que logra personajes que enamoren, fascinen, y queden impresos en la memoria.