El título de este libro se explica a partir de una fábula que dice así: Hubo una vez un hombre que en Carnaval se disfrazó de sí mismo y parecía otro y fue muy feliz, aunque el miércoles de ceniza volvió a ser el de todos los días, es decir, el que los demás querían que fuera. Porque, con demasiada frecuencia, no somos nosotros mismos, sino lo que los demás quieren que seamos. Por eso, los disfraces, las caretas y los maquillajes son tan frecuentes en la vida, pues la gente los utiliza cada día en sus relaciones sociales, familiares, económicas, políticas y religiosas. De ahí que, con toda la razón del mundo, nos quejamos de lo mal que funciona la sociedad, la familia, y tantos asuntos relacionados con la economía, la política y la religión. Sobre todo, la religión. Hasta el punto de preguntarnos: ¿es posible practicar la religión, como hacen muchos, sin llevar una careta? Cuando las cosas se piensan en serio, se comprende que precisamente porque a casi todos nos va bien con el disfraz que nos ponemos, las cosas están como están, sobre todo en la política y la religión. Desde esta visión de la vida, en este libro se recogen una serie de artículos de prensa que el autor ha publicado en los últimos años. Temas de tanta actualidad como la violencia, los derechos humanos, la marginación de mujeres, homosexuales, gentes y pueblos hundidos en la pobreza, el sentido de la vida, Dios y la negación de Dios, el puritanismo farisaico de la cultura occidental, etc., son las preguntas que se plantean en este libro. Preguntas que quizá a algunos lectores les ayuden a pensar.