"Los ídolos" es la crónica de la decadencia de una clase a través de la vida enajenada de cada uno de sus actores. El título condensa muy acertadamente su sentido, ya que cada personaje persigue su propia idolatría en un afán desesperado por justificar una existencia vacua. "Debemos defender a los ídolos que creamos, para defendernos a nosotros mismo, para no desesperarnos". Afirma el autor en la novela con escéptica sabiduría.