Recuperamos este clásico de Viktor E. Frankl en el que nos recuerda que la vida tiene un propósito, un sentido, y que ese sentido no es una imaginación nuestra, realmente existe.
Recuperamos este clásico de Viktor E. Frankl en el que nos recuerda que la vida tiene un propósito, un sentido, y que ese sentido no es una imaginación nuestra, realmente existe.