«Hemos pasado del estereotipo de Madrid como ciudad sin gracia, de generales reaccionarios y funcionarios pasivos, a una ciudad espléndida, pujante y cosmopolita, cuyos cimientos están formados por siglos de patrimonio cultural y destacados logros artísticos. El Madrid del siglo XXI se ha despojado de su ropaje aparentemente aburrido para convertirse en un lugar de belleza».