Martes, 19 de abril de 2005, hora 17:44, plaza de San Pedro, ombligo del mundo. La fumata es blanca. Aquí comienza el camino de Joseph Ratzinger como Vicario de Cristo en la tierra. Aquí se inicia nuestro viaje al descubrimiento de Benedicto XVI, “simple y humilde trabajador de la viña del Señor”, como él mismo se definió aquel día. Pero estas palabras, ¿son hijas de la emoción del momento, representan una fórmula retórica o revelan algo profundo del hombre llamado a suceder a Pedro?... Humildad y humor son el “secreto de la vida”, sobre todo para un católico, y son dos rasgos que caracterizan en sumo grado al hombre Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, así como a su obra.